Envidia y Anorexia
Interesante artículo publicado en "la Revista de Psicoanálisis", de difusión gratuita. http://www.extensionuniversitaria.com/num121/p6.htm
La Vida Vive en la Pulsión
Hay una clara diferencia entre estas
dos supuestas negaciones: "yo no veo" y "yo
no miro".
"Yo no veo" es una negación que puede
remitir a un defecto de la vista o a un defecto de iluminación,
pero "yo no miro", hace surgir muchos objetos,
porque si "yo no miro" quiero decir que miro
esto o lo otro.
La mirada es un objeto a del nivel de la pulsión
escópica, lo mismo que el pecho es un objeto a
del nivel de la pulsión oral, por eso que ocurre
lo mismo en "yo no como" y "yo no tomo".
"Yo no miro" y "yo no tomo" son dos
negaciones innegables, porque abren otras posibilidades, "yo
no tomo" quiere decir "yo tomo" esto o
lo otro.
Lo mismo podemos decir de "yo no hablo" y su
diferencia con "yo no digo", donde "yo
no digo" es una negación innegable, puesto
que tiene nivel pulsional y "yo no digo" quiere
decir "yo digo" esto o lo otro.
La envidia y la anorexia son dos padecimientos que se
sitúan uno en la caída del nivel de la
pulsión escópica y el otro en la caída
del nivel de la pulsión oral.
La envidia en su función de mirada y la anorexia
en su función de pecho, "yo no puedo ver",
un ojo que no suelta la mirada, herido por la mirada,
porque el ojo de la envidia es un ojo desesperado por
la mirada, y "yo no suelto" es una boca que
no suelta el pecho, una boca desesperada por el pecho.
Ojo y mirada, boca y pecho, soldaduras que hacen soldados
de la envidia y soldados de la anorexia, ojos con "mal
de ojo", bocas con "mal de boca", boca
cruel, boca cerrada, boca por la que nada entra y nada
sale.
Cuando no hay tercero toda situación dual termina
entrando en una situación que si no la queremos
llamar enfermedad hace sufrir mucho más que cualquier
enfermedad.
Y toda situación
dual se termina transformando en una soldadura, en una
devoración, en un todo
unitario, lo cual conlleva la desaparición de
los participantes y el gasto psíquico que supone
la envidia o la anorexia y sus, a veces, mortales consecuencias,
porque "la envidia puede llegar a matar al prójimo" y "la
anorexia puede llegar a matar al propio sujeto".
Entrar en psicoanálisis es entrar en el deseo,
y el deseo es separador de estas soldaduras, por eso
que el psicoanálisis no es una técnica
sino un método, un método de interpretación
que se desprende y articula con el concepto de inconsciente
como producción del inconsciente y una técnica
la técnica psicoanalítica, asociación
libre y transferencia, que se desprende y articula con
el método de interpretación.
Amelia
Díez Cuesta
Psicoanalista
Psicoanalista